Detrás del telón en la Música de Cámara de NOVA: Miguel Chuaqui, Nicolás Lell Benavides, Gabriela Lena Frank tratan sobre mezclar, integrar y entrelazar los hilos de la identidad en su música

Nota del Editor: Este artículo se presenta en español y inglés, gracias a Mark Alvarez. The Utah Review, aprecia su esfuerzo y su capacidad de ayudar en la preparación de las dos versiones. (English version is available here)


En Parallel Play, que se estrenará a nivel mundial el día 12 de marzo en el concierto de NOVA Chamber Music Series, el compositor Miguel Chuaqui explica que está experimentando con las complejidades de su historia y de sus influencias musicales. Él nació en Berkeley, California a un padre chileno y una madre norteamericana. Él pasó su juventud en Santiago, Chile pero ha vivido en Estados Unidos muchos años. Una nota del programa recalca algo de una entrevista que se publicó The Utah Review en otoño del año pasado: “Tengo la doble nacionalidad y puedo contar con influencias musicales de los dos países, Chile y los Estados Unidos; sin embargo, con frecuencia estoy con la expectativa de ser un compositor norteamericano en Chile y un compositor chileno en los Estados Unidos.”

En general, Chuaqui no presta mucha atención a este asunto en sus obras que típicamente llevan sus toques cromáticos en la música. En los últimos años, NOVA Chamber Music Series ha presentado composiciones existentes y nuevas de músicos que se definen como compositores latinoamericanos. Pero, como en otras disciplinas de las artes, los individuos miran más allá de una larga historia en la cual las etiquetas, las categorías y los géneros se han cambiado y las normas culturales se han evolucionado. Lo que significa ser hispano o latino, también. En varias entrevistas, Chuaqui y los compositores Nicolas Bell Benavides y Gabriela Lena Frank hablaron sobre el hecho de crear identidades que cruzan e integran numerosas fronteras lingüísticas y culturales. Como una exposición de obras de cuatro latinos de artes visuales en el Utah Museum of Contemporary Art ha demostrado, estos compositores transmiten a través de su música la idea de que las orientaciones culturales no solo son híbridos sino que también son entrelazados, con niveles uno encima del otro.

Miguel Chuaqui

La vida y la música de Chuaqui tienen muchos raíces y muchas capas. Su familia extendida tiene raíces árabes en Siria. En el lado maternal, hay raices irlandeses, incluyendo un gran tío con conexión parentesco a las fiebre de oro de 1849 en California. En su juventud, Chuaqui tenía la experiencia de ser un norteamericano viviendo como inmigrante en Chile. Él tenía menos de dos años cuando su familia se trasladó a Santiago durante los años de 1960 y creció en Chile durante la época en que Augusto Pinochet llegó al poder en un golpe de estado después del asesinato de Salvador Allende en 1973. En 2002, Chuaqui compuso En Santiago de nuevo, con influencias de una poesía Gilmué Quichua que se trata de un amigo que fue asesinado durante el ataque militar y que tiene componentes de mezzo-sopranos, clarinete, violín, violonchelo y piano.

Chuaqui creció en una casa donde se respetaba las tradiciones de la música clásica. Su madre era soprano y pianista, por ejemplo. Chuaqui estudió el piano en la Escuela Moderna de Música y la Pontificia Universidad Católica de Chile. Fuera de su casa en Santiago, él descubrió que muchos chilenos disfrutaba de la música popular y de rock de Estados Unidos, grupos como The Police y Bruce Springsteen and the E Street Band. Con tiempo, Chuaqui descubrió en el campo andino los toques del música folclor chileno. Esto incluía cueca, donde la versión chilena de esta tradición regional de la música se desarrollaba como una amalgama de varias influencias de España, Europa y otros, como la influencia arábigo-andaluza.

Cuando Chuaqui volvió a los Estados Unidos en su tercer año de la carrera entró a la universidad de California en Berkeley donde termino las carreras de matemáticas y música, incluyendo música eléctro-acústica en CNMAT (Centro de la música nueva y la tecnologías de audio). Algunos profesores anticiparon que un compositor con el apellido Chuaqui debería centrarse en componer la música con temas folclóricos. Chuaqui dijo: “Me senía algo incomodo con las esperanzas. Después de entrar en un doctorado de composición, Chuaqui trabajaba con el compositor Andrew Imbrie, un mentor importante según Chuaqui, sobre todo en demostrar que un método intuitivo podría ayudar en formar su lenguaje e identidad. La paleta de Chuaqui se compone de gestos, motivos, frases y otros elementos musicales sacados de otras influencia e interacciones de, entre otros, Olivier Messiaen y Luciano Berio, el blues, el jazz y la literatura chilena.

Con las experiencia como maestro, compositor y padre (su hijo Nicolás es un compositor con una obra prodigiosa) durante los años, Chuaqui dice que se volvió más cómodo con las experiencias chilenas: “Me gustan eso sonidos porque conllevan memorias fabulosas de vivir en Chile y cuando los tocan en mi música, me siento auténtico.”

En la obra más reciente (Parallel Play), Chuaqui yuxtapone, súperimpone y revela dos gestos musicales—uno del blues y el otro de la música folclor de Chile, lo cual es un salto a una nota alta precedida de dos notas cortas en sucesión rápida. Mientras los instrumentos de viento están con estos gestos musicales, los instrumentos de percusión entran con sus elementos entrelazados, incorporando el jazz y los toques inusuales en el tiempo 6/8—un ritmo conocido en la música folclórica de la zona central de Chile. Mientras se tocan en forma paralela, se juntan en una convergencia para sintetizar un nuevo gesto musical.

Chuaqui, que se jubilará como director de la escuela de música de la universidad de Utah al final del año académico, ha figurado periódicamente en los conciertos de NOVA. La música incluye Confabulario for Wind Quintet, una composición de 2012 inspirada en las memorias de lo que él describe como una formación argumentativa de una familia con influencias mixtas de árabes, chilenos, irlandeses y norteamericanos—estando de acuerdo, en desacuerdo, provocando, pidiendo, interrumpiendo y, a veces, gritando para sobresalir en el grupo. Chuaqui explica que en español, “confabular” significa “conspirar” y el título Confabulario es un neologismo que sugiere en español el lugar donde ocurre la acción de conspirar. Este obra es tal lugar, pero los personajes participantes tienen opiniones variados y diferentes. Encuentran dificultad en ponerse de acuerdo sobre un plan. Interim Directions (2015) es otro ejemplo en el que Chuaqui contrasta el blues norteamericano y los elementos cuasi diatónicos, “representando las dualidades de mi telón de fondo como un compositor plenamente norteamericano y plenamente chileno.

Nicolás Lell Benavides.

En su libro de 2004 sobre la identidad nuevomexicano en New Mexico, el Lenguaje de sangre: la formación de la identidad hispanoamericana en New Mexico, 1880s-1930s, John Nieto comienza planteando varias preguntas: “¿Cómo podríamos ser españoles e indios a la vez, pero no mexicanos? ¿Cómo podrían haber llegado los españoles a New Mexico sin mezclarse primero con los indios? ¿Y qué importaba todo esto de todos modos?

Nicolás Lell Benavides es un nuevomexicano que ahora vive y trabaja en California y, como Chuaqui y Frank, tiene una identidad creativa que comprende muchas capas.

“Siempre ha sido interesante”, dice Benavides, cuando se le pregunta sobre la historia de su familia. “Tenían un pie en América Latina y un pie en los Estados Unidos”, agrega. Su historia familiar incluye muchos elementos fascinantes. Su abuelo, como adolescente, hizo autostop a Oakland, California, diciendo “que bien salir” a Albuquerque (solo para regresar más tarde) y fue reclutado a la guerra de Corea. Su abuelo personificó los trajes zoot holgados, el dialecto único de Spanglish de la cultura Pachuco, y la música y los pasos de los estilos de baile Mambo, Rumba y Cha Cha.

Había mucha música en el hogar de su familia cuando él era niño. Con un acordeonista en casa, Benavides escuchó corridos tradicionales y rancheras, además de jazz y funk, canciones folclóricas y pop. Él estaba en un banda de rock progresivo pero en la escuela secundaria, no podía diferenciar a Mozart de Beethoven. La experiencia transformadora llegó en su último año de la escuela secundaria cuando escuchó la actuación de la Sinfónica Juvenil de Albuquerque tocando Firebird Suite de Stravinsky.

“El poder del ritmo en el Firebird causó una impresión increíble, y los metales y las cuerdas fueron inspiradores”, dice, recordando la experiencia. “Escuchar todo el sonido de la orquesta fue como ver una película deslumbrante por primera vez.”

Un saxofonista de jazz, él tocó en muchos conciertos de gira para bandas de funk. Él también recibió lecciones de canto y participó en coros, pero su deseo de absorber tanto como sea posible sobre la música se volvió voraz e insaciable. Cuando sus profesores de voz y de la historia de la música le sugirieron que debería pensar en estudiar composición, él dijo que la sola idea lo dejó alucinado. “Eran buenos mentores, pero yo estaba tan verde alrededor de las branquias”, explica. Él agrega que ese impacto se ha trasladado en su manera de comunicar con sus estudiantes que tienen tanto entusiasmo de aprender y que, como él en su juventud, no imaginaban que podrían estar tan emocionados por los sonidos de una orquesta o una cuerda cuarteto.

Partiendo de un paisaje como vocalista de rock progresivo y músico de una banda de funk, él se metió en las obras conocidas de la música clásica pero también en las canciones que marcaron una apreciación ecléctica y sofisticada del canon, incluyendo piezas del compositor renacentista inglés John Dowland, alemán lieder de Schumann, chansons franceses y obras líricas de Ralph Vaughn Williams. Hizo su trabajo de carrera en la Universidad de Santa Clara, cerca de San José, California. Posteriormente, en el Conservatorio de Música de San Francisco, trabajó con David Conte y en la Universidad del Sur de California, Benavides estudió con Andrew Norman, un compositor muy conocido a las audiencias de NOVA y Donald Crockett.

Conocer a la compositora Gabriela Lena Frank (quien figura también en este artículo) fue una “afortunada alineación de los planetas”, dice Benavides. Él era aceptado en Frank’s Creative Academy of Music, una institución dedicada a cultivar jóvenes compositores prometedores.

Mientras él encontró las experiencias emocionantes y frescas en su descubrimiento de la música clásica, también se conectó de nuevo con las raíces de su identidad nuevomexicano. En una publicación que escribió para el sitio web de Frank’s Creative Academy, resumió el arco creativo que había atravesado:

Me identifico primero como nuevomexicano, y probablemente compositor segundo. Si me hablas lo suficiente, no puedo evitar explicarte el chile rojo y verde de New Mexico, que por supuesto definitivamente no es chile de Texas (casi siempre la primera pregunta). Eventualmente me encuentro hablando del tiempo (¿sabías que tenemos tormentas eléctricas e incluso nieve?), el idioma (el 30% de los nuevomexicanos hablan español), y la música local (esto mezcla extraña de Rockabilly y Ranchera/Corrido?). Podría seguir como tú podrías imaginar.

Sin embargo, hay algo que me avergüenza admitir: antes de este año yo casi nunca, quizás nunca, escribía música sobre mi mismo. A pesar de tener tanto cariño a New Mexiico, siempre me encontré encandilado de otras influencias, encajonando la Tierra del Encanto y dejandola tocar cada aspecto de mi vida excepto la composición. Cuando he intentado en el pasado, siempre me pareció artificial.

Esta barrera auto-consciente se ha disuelto completamente. Por ejemplo, él hizo su interpretación de correcaminos, el pájaro oficial de New Mexico, en el segundo movimiento del cuarteto de 2019 El Correcaminos. Comisionado por el Washington National Opera, Pepito, un opera de cámara que es una comedia, pero que se trata de la añoranza del país propio con referencias a la crisis migratoria en la frontera sur de los Estados Unidos, se estrenó en la temporada 2018-2019 en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts. La historia se trata de una pareja que adopta a un perro Pepito que habla español, y Camila descubre qu tiene una conexión cultural con el nuevo miembro de su familia. Pero su esposo no entiende completamente o aprecia esa conexión. El ópera, con libreto de Marella Martin Koch, se presenta este año en los conciertos comunitarios de Utah Opera.

Dos proyectos también salieron en parte de la historia de su abuelo. En 2020, el New Music Duo estrenó una obra Canto Caló que le encargaron a Benavides y que resalta el dialecto americano único en la comunidad Pachuco. Como explicó, “Caló es en gran parte una jerga estilo spanglish basada en un dialecto específicamente de New Mexico con base en las lenguas español, inglés e indígena que formaron la identidad de toda una generación de jóvenes hispanos y latinos a mediados del siglo XX”. Él también está componiendo Gilberto, una ópera ambientada en Oakland, California durante la época de la guerra de Corea. El protagonista es un pachuco de 21 años que se fue de Albuquerque a realizar sus sueños, pero mientras no gana lo suficiente enseñando mambo en un salón de baile (que aún existe en la ciudad), la experiencia lleva a una epifanía más profunda sobre su vida e identidad.

Sharp-tailed grouse.

Sus padres se han convertido en sus defensores más entusiastas y dedicados. “Mis padres aceptaron felizmente el papel de ponerse a aprender lo que hago”, dijo, agregando que asisten a los conciertos sinfónicos, eventos de música de cámara  y ópera en Albuquerque. Y, Benavides se mantiene en contacto con los amigos que con los que tocaba música durante su juventud. Ahora, uno es profesor de física, otro es un productor de eventos y otro más es un abogado de propiedad intelectual que trabaja para Google.

Benavides también asume otra capa más como compositor—al involucrarse en la conversación sobre la eco-ciudadanía y la conservación de la naturaleza. Comisionada del Fry Street Quartet para NOVA, Lek, una obra para cuarteto de cuerda y grabación electrónica, se estrenará en el concierto del 16 de abril. Las partes grabadas presentan los sonidos de apareamiento y las llamadas del urogallo de las artemisas y del urogallo de cola afilada que Benavides consiguió en Utah. El título hace referencia a la ubicación consistente que las aves usan cada año para aparearse entre febrero y abril. Lek proviene de una palabra noruega, que los ornitólogos usan para connota un patio de recreo. El entorno natural para el urogallo de las artemisas y el urogallo de cola afilada ha estado amenazado durante muchas décadas por diversas razones que incluyen cambios en el ciclo de incendios forestales debido a la presencia de plantas nativas invasoras e impactos humanos, incluido el desarrollo de energía, la colocación de líneas de transmisión eléctrica y la construcción de subdivisiones.

Simplemente, es una pieza alegre sobre citas y apareamiento y él ha reunido la pieza donde cada uno de los miembros del cuarteto juega un papel en este baile natural de apareamiento. Con los urogallos, es la hembra quien decide quien de los machos ganará la oportunidad de aparearse. Durante horas, los machos del urogallo artemisa emitirán sonidos que se asemejan a swish pop swish pop, mientras se pavonean en círculos con el pecho hinchado afuera, para ganar la atención de la hembra. El urogallo de cola afilada gruñe y cloquea en su estilo de baile rudo. Las grabaciones son la versión de la naturaleza del video sexual. En cuanto al cuarteto de cuerda, un instrumento representa a la hembra y el resto representa al macho. En cuanto a lo que de los cordeleros se lleva el premio del apareamiento, Benavides se calla prefiriendo para dejar que el estreno revele al ganador.

Nicolás Lell Benavides. Photo by Vivian Sachs.

Una antropóloga de la música en el sentido más amplio, Gabriela Lena Frank nació en Berkeley, California, de una madre de ascendencia peruana/china y un padre de ascendencia lituana/judía. Como Chuaqui y Benavides, Frank tuvo el beneficio de maestros impresionantes, comenzando de pequeña con una profesora de piano que era de Sudáfrica y extendiéndose a la Universidad de Michigan, donde estudió con William Bolcom y Leslie Bassett. De hecho, como explica en una entrevista con The Utah Review, “Tuve una experiencia temprana con la música peruana, que me encantaba, y comencé a relacionar la cultura latinoamericana con mi formación clásica, gracias a mi profesora de piano, que era una refugiada de Sudáfrica con una perspectiva interesante del mundo”.

Su padre, quien según Frank era “un niño judío del Bronx” y un estudioso de las obras de Mark Twain, conoció a la madre de Frank en Perú, donde él era voluntario del Cuerpo de Paz en la década de 1960. Su madre provenía de una familia de 14 hijos, lo que significaba que Frank tendría buenas oportunidades para construir su red para explorar la música peruana cuando llegó a la escuela de posgrado y ganó becas para poder viajar a Perú.

En Berkeley y el Área de la Bahía circundante, Frank tuvo la oportunidad de asistir a conciertos de músicos de Bolivia, Ecuador y Perú cuando era un joven músico. Como estudiante de piano, solía improvisar y reproducir la música folclórica que escuchaba, incluyendo los sonidos de la guitarra clásica, las flautas, los papis y la percusión. Más tarde, esas tendencias de juego y exploración se solidificarían en su entrenamiento. En una entrevista de 2008 con Frank Oteri de New Music USA, habló sobre la experiencia: “Por primera vez, estoy conociendo a gente de estos países además de mi madre. Era increíble para mí. Estaba fascinado. Estos conciertos siempre se agotarían. Había tanto interés. Las audiencias eran tan diversas, de tantas edades. Eran ruidosos. La gente hablaba durante el concierto. Se veía una interacción muy comprometida entre los músicos y el público. A veces bailando. Usaban trajes tradicionales y yo podía ver todos los instrumentos y escuchar todos los sonidos que salían en los LP que mis padres habían traído de Perú. Eran conciertos de los que no me quería ir, a diferencia de los conciertos de la música clásica; No estaba aburrido.

Gabriela Lena Frank

Entre los compositores que consideró ilustrativos para sus objetivos creativos de incorporar la música folclórica peruana y andina a su distintivo lenguaje de la música clásica se encontraban Bela Bartók y Alberto Ginastera. Fue a la Universidad de Rice para estudiar composición y después a Ann Arbor para obtener su doctorado, donde estudió con Bolcom y Bassett.

Con respecto a Bolcom, un buen amigo de sus padres, Frank dice que él “fue como un segundo padre para mí” y “me trató con mucha seriedad para ayudarme a descubrir cómo profundizar mi comprensión de la música latinoamericana”. Bolcom era conocido por dejar su propia marca en la música ragtime estadounidense y se sintió atraída por las obras del pianista de ragtime Eubie Blake como ejemplo de cómo un compositor podía cruzar e incorporar material en múltiples campos.

Cuando Bassett murió en 2016, ella le escribió un tributo, alabando su “fuente de experiencia personal y paciencia” por “evaluar el contrapunto y la orquestación de mis partituras bien intencionadas pero muy ingenuas, esos primeros intentos de descubrir una voz como una peruana-estadounidense con antepasados ​​judíos chinos y lituanos, como una mujer con raíces hippy-feministas, e incluso como una persona discapacitada”. Y, mientras Bassett provenía de cierta era de la “vieja escuela” donde la diversidad tenía muy poca visibilidad, Frank agregó cuánto apreciaba su disposición a escuchar: “Hablaste abiertamente conmigo sobre los temas más volátiles que me afectan profundamente como un compositor joven. : Racismo y “jugar la carta de la raza”, tributos culturales versus parasitismo cultural, ambición en la carrera y ambición en el arte personal, sexismo y la politización ruidosa, espantosa y que distrae de todo esto.

Cycle Fourteen. Gabriela Lena Frank Creative Academy of Music.

Los resultados fueron fenomenales. Frank es uno de los compositores contemporáneos más buscados en los EE. UU. para colaboraciones y encargos, que han incluido el Fry Street Quartet, los directores musicales de NOVA; Cuarteto de Cronos; el Silk Road Ensemble, dirigido por el violonchelista Yo-Yo Ma y que cuenta con el maestro de pipa de San Diego, Wu Man; el guitarrista clásico cubano Manuel Barrueco y el Cuarteto Latinoamericano de México. Su Inca Dances ganó un Grammy Latino en 2009 como la Mejor Composición Clásica Contemporánea.

Para NOVA, la próxima temporada, se estrenará un nuevo cuarteto de cuerdas encargado por Fry Street Quartet. Ella estará con el cuarteto el próximo mes para trabajar la pieza. Sobre el nuevo trabajo, Frank dice que hay sugerencias metafóricas con fuertes matices de modismos latinoamericanos impregnados de la historia y la mitología, resaltando un amor profundo por la literatura. “El Fry Street Quartet se compone de músicos de categoría mundial que pueden alcanzar tanto imaginativa como técnicamente 10 formas distintas de tocar una línea para capturar cada carácter y personalidad”.

En junio se estrenará una nueva ópera El Último Sueño de Frida y Diego, con el dramaturgo ganador del Premio Pulitzer como libretista, co-comisionada por la Ópera de San Francisco. La historia comienza tres años después de la muerte de Frida Kahlo y “han pasado tres años desde su muerte. Ahora, en el Día de Muertos de 1957, un solitario y enfermo Diego Rivera pide un último deseo: ver a su esposa Frida Kahlo una vez más. Y el inframundo responde a su llamada. La ópera también forma parte de la programación de LA Opera de la próxima temporada en Los Ángeles.

Para aumentar el concepto de los compositores que juegan con las ideas en un ambiente de fábrica creativo, en sus dos granjas en Boonville, California con su esposo (Jeremy), la Academia de Música Creativa Gabriela Lena Frank está en su séptimo año y ha florecido rápidamente. Como se señaló anteriormente, Benavides es uno de los compositores que ha sido parte de la academia, que ofrece tutoría para compositores, lecturas con maestros intérpretes y prácticas que tratan del hábito creativo. La academia también une a los compositores participantes e intérpretes de la facultad con comunidades rurales subrepresentadas en una variedad de proyectos, como trabajar con estudiantes de la secundaria que están estudiando la composición musical. Son precisamente estas experiencias las que ya están impulsando a las nuevas generaciones de compositores y maestros a aumentar el alcance de las fuertes huellas dejadas por Frank, así como por Chuaqui y Benavides.

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